No sabíamos si la escuela iba a dejarnos ser y hacer escuela fuera de su arquitectura. No sabíamos si estaríamos seguros/as cuando volvimos a hacer escuela en la escuela. No sabíamos si iba a ser posible soñar y enseñar, porque muchas señas se velaban debajo de tapabocas, apagándonos la voz con ese extraño párpado que nos cuidaba y nos agotaba al mismo tiempo.
Nos hicimos necesarias preguntas.
Y por necesidad también abrimos las puertas.
Afortunadamente, no sólo entraron los ruidos y los fríos.
Con miedo, cansancio, deseo y esfuerzo fuimos dejando pasar a las propuestas más necesarias, y hasta a las más ambiciosas.
Será que hay ciertas convicciones que como un chiflete se cuelan por hendijas, o soplan como silbidos de viento, de pájaro, de todo cuanto es capaz de atravesar nuestras propias ventanas.
Ahora, la puerta se nos abre para descansar, para gozar otros paisajes. Para escuchar, las sombras, las sutilezas, los detalles, las nimiedades... Los pájaros...
Gracias por todo, y por cada grandioso gesto de enseñanza, de vínculo, de juego, de confianza en las capacidades y derechos que las chicas y los chicos tienen de aprender y gozar de las artes. Sin todo eso ninguna de las imágenes que aquí se reúnen para ser memoria hubiera nacido.
Y, sobre todo, gracias por haber preservado la sonrisa para ellas y ellos aunque no la vieran, por haber sanitizado el pincel, por haber cuidado cada detalle.
Ojalá disfruten las palabras de Germán Zullo, que en su cuento “Los pájaros” parece estar hablando de ustedes y de la imparable amorosidad pedagógica que desplegaron.
Prof. Hebe Roux / Supervisora Ed. Plástica DDEE 1, 3 y 6
LOS PÁJAROS (Germán Zullo)
Algunos días son diferentes.
Días que podrían ser parecidos a los demás.
Y sin embargo poseen algo... que los otros no tienen.
Apenas un pequeño detalle. Tan diminuto que podría pasar inadvertido.
Porque los pequeños detalles no están hechos para ser advertidos. Están hechos para ser descubiertos.
Y cuando dedicamos un tiempo a buscarlos aparecen. Aquí... o allá. Casi imperceptibles. Pero tan presentes que se vuelven inmensos.
Los pequeños detalles son auténticos tesoros. Tan solo uno basta para enriquecer el instante que pasa y cambiar el mundo.
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